No es bueno mirar hacia atrás con nostalgia. Ten presente que ahora mismo, vives el mejor momento de tu vida. No ha habido, ni habrá ninguno mejor. Lo que pasó, solamente permanece en la memoria, ese contenedor tramposo, selectivo y parcial, y la bruma de lo que está por venir, ten por seguro que no llegará nunca. Agradece el tiempo pasado, pero no lo eches de menos. Agradece el sueño de un futuro mejor, pero que las razones de tu esperanza, no frustren los motivos para tu alegría. Agradece cada mañana, el regalo de una vida que te ha permitido conocer y te ha invitado a conocerte. Agradece cada día, haber aprendido a mantener en el corazón el recuerdo dulce de las personas que has querido y da gracias por la fortuna de saber, que pese a la distancia, el dolor y el tiempo, todavía puedes quererlas. Da gracias también a la vida por los sin sabores y las incertidumbres, por el recuerdo amargo de las personas que se esforzaron y perdieron su tiempo, intentando hacer desaparecer tu alegría, y agradece el poder recordarlas con cierta ternura y sin rencor. No mires atrás con nostalgia. Tu vida es aquí y ahora. Un tiempo hecho de conocimiento sin excesiva pedantería y de experiencia, sin vulgar resentimiento. Siéntete afortunado por creer aún en los compromisos sin ataduras, ni cadenas. Por mantenerte firme en el afán de aprender a vivir, sin doblegarte del todo al tedio y la rutina. No eches de menos un tiempo pasado. Recuérdalo de cuando en vez, únicamente para mantener las enseñanzas y prolongar los afectos. Pero no lo sacralices, ni lo ensalces como un tiempo mejor que se fue. Hoy es el mañana de ayer y tu vida es hoy y ahora. Acepta pues el reto de vivir sin caer en la trampa de querer ser, mientras olvidas quien estás siendo. Vive el ahora con el corazón en la mano y las manos abiertas. Haz de los días ejercicio pedagógico y enfrenta cada paso como si fuera el primero. Avanzando sin miedo a la huella y ofreciendo al camino, lo todo lo que te queda. Abre la mente y observa, comprende, vive, comparte y olvida para poder volver a vivir sin prejuicios. Sé que eso tiene su riesgo, pero también sé, que solamente así, puedes ofrecer en cada momento y para cada nuevo trabajo, la mirada libre del que busca, sin miedo a no encontrar respuestas.
Alfredo Jaso