Decisión

Obstinadas

Más allá de la fortuna o el destino. De la adversidad y de las circunstancias, somos nosotros los que decidimos hacia dónde nos lleva la vida. Quizá no gobernamos por completo nuestros días, pero si podemos marcar un rumbo y agarrando con decisión el timón de nuestras decisiones, enderezar el destino de la singladura. Cada nuevo paso se corresponde con una decisión. Tú decides. Decides avanzar o quedarte quieto. Decides no ser distinto trabajando que divirtiéndote con las personas que sientes más cerca. Decides ser el mismo, tratando con un cliente o un proveedor, que cuando charlas con un amiga. Y salvando las lógicas distancias que imponen cierta intimidad, decides que no haya mucha diferencia en la calidad de tu relación con las personas con las libremente compartes los caminos del afecto y el corazón y la que intentas mantener, con cualquiera de tus compañeros. Tú decides. Decides cada mañana si encontrar motivos para la alegría o buscar razones para hacerte fingidamente fuerte en la resignada y antipática tristeza.

Alfredo Jaso